Hace aproximadamente diez años, y durante los cinco siguientes, trabajé como maestro en diferentes niveles educativos, desde primaria hasta preparatoria, después de haber pasado por empleos comunes donde pude aprovechar esta valiosa habilidad. En ese tiempo descubrí que mi vocación era clara: enseñar y formar a otros en el idioma inglés, una habilidad que siempre he considerado poderosa y transformadora.

Sin embargo, todo cambió inesperadamente cuando, debido a un recorte de personal y al cierre de una de las academias en las que trabajaba, me quedé sin empleo. En lugar de desanimarme, decidí tomar un breve descanso y aprovechar ese momento para redescubrir mis metas. Sin saberlo, ya había dado el primer paso hacia algo más grande: había colgado un pequeño letrero hecho a mano en el que anunciaba clases de inglés por las noches en mi hogar, ya que durante el día trabajaba en otras escuelas. Sin darme cuenta, ese simple letrero estaba atrayendo una oportunidad que aún no lograba ver.

Mi descanso planeado de un mes pronto se llenó de consultas de personas interesadas en mis clases. Empecé a aceptar más y más alumnos en diferentes horarios, hasta que, sin pensarlo, mi “pequeño proyecto” se había convertido en mi primer emprendimiento exitoso.

Así nació mi academia. En el proceso, desarrollé mis propias metodologías, basadas en años de experiencia con estudiantes de todas las edades y niveles. Mi objetivo no era solo enseñar inglés; quería ofrecer una experiencia de aprendizaje completa y accesible, que permitiera a mis estudiantes experimentar el mismo empoderamiento que yo había sentido al dominar el idioma.

Con el tiempo y ya plenamente involucrado en el ámbito educativo, tuve la oportunidad de convertir mi academia en un centro de evaluación autorizado por la SEP y el CONOCER. Este logro me permitió formalizar aún más mi emprendimiento y ayudó a consolidar la misión de mi academia: no solo formar estudiantes, sino también empoderar a otros profesionales para que crearan sus propios caminos de manera formal y reconocida. Gracias a esta acreditación, hoy puedo ofrecer planes alineados con los estándares de la SEP y emitir certificados oficiales, lo que añade un valor único a mi labor.

Actualmente, mi academia ayuda a personas bilingües a monetizar sus habilidades y a crear su propio emprendimiento, además de capacitar a otros para convertirse en instructores de inglés u otras áreas. Lo que comenzó como un sencillo letrero de cartón se ha convertido en una misión: empoderar a personas que, como yo, buscan una oportunidad para hacer del conocimiento una herramienta de cambio y crecimiento, con el respaldo de los estándares y certificaciones oficiales.